5º teoría unidad 3
El contacto cultural en la nueva narrativa latinoamericana[1]
A mediados de la década del 1950, la narrativa latinoamericana comenzó a tener un auge desconocido hasta entonces. Las novelas y los cuentos de autores como el colombiano Gabriel García Márquez, el peruano Mario Vargas Llosa, el cubano Alejo Carpentier, el argentino Julio Cortázar y los mexicanos Carlos Fuentes y Juan Rulfo, entre los más conocidos se convirtieron en best-seller y comenzaron a ser traducidos a otros idiomas. Este fenómeno, de fuerte impacto en Latinoamérica pero también en Europa, se denomino literatura del “boom”, haciendo referencia al éxito en el mercado editorial.
Complementariamente a su producción narrativa, casi todos estos escritores escribieron ensayos, en los que llevaron a cabo una tarea de reflexión acerca de la identidad latinoamericana y las posibilidades de una literatura con características propias e independientes de los modelos culturales europeos.
Los escritores se plantearon algunos interrogantes como:
· ¿Cómo hacer una ficción a partir de una realidad tan compleja como la latinoamericana?
· ¿Cómo narrar el contacto cultural entre indios y españoles?
· ¿De qué modo actualizar el pasado indígena en la cultura latinoamericana?
· En definitiva: ¿cómo narrar, a través de la ficción, lo específicamente latinoamericano?
Las propuestas y soluciones a estas preguntas fueran diversas, pero en todos los casos se trató de resaltar la identidad cultural de América mediante procedimientos narrativos originales y una búsqueda formal novedosa.
Algunas características de la nueva narrativa latinoamericana
Los autores del siglo XX se preocuparon, en el aspecto temático, por elegir temas vinculados a la originalidad de la cultura latinoamericana, y, en el aspecto formal, por renovar las técnicas de la narración en sus distintos niveles.
Técnicas preferidas
El contacto cultural y la transculturación, para dar cuenta de las pervivencias del pasado indígena así como de la mezcla y el mestizaje entre indios y europeos.
La realidad política, presentada de manera indirecta o bajo una metáfora.
La historia nacional latinoamericana, como clave para comprender el presente y su problemática social.
Técnicas narrativas
Renovación de la figura del narrador: es frecuente el uso de más de un punto de vista para contar la historia ( por ejemplo, una misma historia contada por distintos narradores, alternancia de un narrador en tercera persona y otro en primera persona, etc)
Ruptura de la cronología: se altera el orden cronológico, que puede reconstruirse al final del relato; se superponen tiempos correspondientes a distintas épocas mezclándose así el pasado lejano con el reciente.
Renovación del lenguaje: se usan expresiones coloquiales tanto en la voz del narrador como en los diálogos entre personajes.
Combinación de distintos géneros: en un mismo relato pueden aparecer géneros diversos como cartas, crónicas periodísticas, diálogos, diarios personales, fragmentos de otros textos, etc.
El cuento fantástico
Definición[2]
El cuento fantástico es un relato en el cual, dentro de un mundo conocido, familiar y verosímil, se presenta un acontecimiento sobrenatural, inexplicable e imposible. Se produce así una ruptura del orden natural por la irrupción de un elemento o hecho sobrenatural que no puede comprenderse según las leyes que rigen el orden cotidiano.
En el relato fantástico la suma de elementos reales y de elementos extraños e inexplicables, hace vacilar entre una explicación natural o una sobrenatural y deja al lector sumido en la incertidumbre.
Ingredientes de la materia fantástica
El cuento fantástico utiliza como punto de partida los misterios que plantean el hombre y su mundo y que no han tenido una explicación clara y certera: el tiempo, el espacio, los sueños, las dimensiones, la muerte...
El autor del cuento fantástico elige uno de esos misterios como tema pero sin intención de resolverlo, sino que, valiéndose de la ausencia de respuestas y de su imaginación, logra la incertidumbre. Es por eso que, partiendo de elementos reales y cotidianos – a veces en forma gradual y otras abruptamente- anula la realidad y nos traslada al ámbito de lo misterioso y de lo inexplicable. Proviene de la vacilación entre una explicación natural o una sobrenatural.
El escritor busca que el lector se pregunte acerca de la factibilidad de los sucesos; por eso elabora un relato verosímil, al que añade elementos extraños. Éste es el medio de producir la perplejidad y el suspenso, fuente de curiosidad, desazón y, a veces, miedo para el lector.
Tratamiento de la materia fantástica
Son prácticamente innumerables los medios de que se valen los autores de narraciones fantásticas una vez que han entrado en el proceso mental por el cual liberan su imaginación. Invaden tiempo, espacio, personajes o situaciones y, en ocasiones, todo a la vez.
Cuando el personaje es presa de las fuerzas sobrenaturales, si es un ser humano puede sufrir, entre otros, el fenómeno de la metamorfosis; si es cualquier elemento de la realidad –animales, objetos, muerte, espíritu- se animiza y adquiere características propias del hombre.
Si la invasión de lo fantástico se produce por medio del tiempo y del espacio, se producen traslados a los otros tiempos -ya del pasado como al futuro- anacronismos parciales, retrocesos en la propia historia, detención del tiempo, desajustes entre el tiempo cronológico y el tiempo interior, multiplicación en el tiempo, ruptura de las leyes físicas, transmutación de mundos.
Otro tema predilecto de los autores de cuentos fantásticos es la interrelación entre el sueño y la realidad: sueño dentro de otro sueño, conciencia de que se está soñando, sueños comunes a varias personas; en todos los casos, con un elemento que, luego en la vigilia, deja un rastro: por ejemplo, un objeto material presente en el sueño y presente en la vigilia.
Lo fantástico exige el cumplimiento de tres condiciones:
· Es necesario que el lector considere el mundo de los personajes como un mundo de personas reales.
· Una vacilación en el lector, en el personaje, debe haber una integración entre el lector y el mundo de los personajes. El papel del lector esta confiado a un personaje y al mismo tiempo la vacilación del lector está representada de manera implícita , se convierte en uno de los temas de la obra.
· El lector deberá rechazar tanto la interpretación alegórica como la interpretación poética.
Para que exista el fantástico es necesario que se cumpla la primera y tercera condición.
El cuento realista[3]
El hombre siempre testimonió y reflejó en sus expresiones de arte la realidad que lo circunda. Características
Narrador: el escritor realista trata de narrar los hechos con objetividad y para lograrlo se vale de la observación directa. Por lo general utiliza la tercera persona gramatical y adopta la posición de narrador testigo u omnisciente. Espacio y tiempo: como recurso de verosimilitud describe minuciosa y detalladamente el escenario en que vive el hombre y, en mayor medida que en otras clases de cuentos, incorpora el contorno humano con el objeto de sugerir una atmósfera o de crear un clima de realidad. Personajes: Los personajes aparecen caracterizados con una técnica tonificadora o genérica. El tipo, síntesis de virtudes y defectos fácilmente reconocibles, facilita al escritor explicitar una doctrina moral o social a través de su conducta. Lenguaje: Como recurso de verosimilitud el narrador realista reproduce el lenguaje de los personajes: habla local, modismos, formas coloquiales. Es así mismo importante la mayor inclusión de diálogos como procedimiento para la caracterización de los personajes y su presentación objetiva. Definición: El cuento realista es, por lo tanto, una presentación seria y a veces trágica de la realidad. Generalmente el autor parte de la observación directa de su entorno y lo refleja en sus obras con verosimilitud. |
La sintaxis actancial[5]
Los personajes, no importan cuántos sean, pueden clasificarse en seis tipos de actantes que son clases de actores, agentes que realizan las acciones. En un mismo relato, los personajes pueden cambiar de función e incluso encarnar a más de un actante. No necesariamente son seres humanos: un animal, un objeto, podrían ser actores. Todos los actores de un texto narrativo pueden clasificarse en seis tipos, según su hacer:
SUJETO: realiza la búsqueda del objeto o del bien que desea (el protagonista busca algo que desea obtener y la acción se organiza en torno a esa búsqueda)
OBJETO: lo buscado o deseado por el sujeto (puede ser un bien material o inmaterial: riqueza, poder, sabiduría, justicia, etc)
AYUDANTES: facilita la acción del sujeto. No siempre está presente. Es un personaje u otro elemento que colabora con el protagonista para que logre su objetivo.
OPONENTES: es quien obstaculiza la búsqueda del sujeto. Pueden ser personajes u otros elementos. Puede no haber oponentes.
DESTINADOR: impulsa a actuar al sujeto. Generalmente es una abstracción o una fuerza interior que mueve al personaje a desear el objeto: el amor, la sociedad, la familia, el odio, la venganza, etc.
DESTINATARIO: el que se beneficia o se perjudica con la obtención del objeto. Generalmente conincide con el actante sujeto.
· Los únicos actantes imprescindibles en la narración son el sujeto y el objeto.
· Un mismo actante puede cumplir más de una función: puede ser sujeto, destinatario y a veces hasta oponente.
· Diferencias entre el ayudante y el destinatario: en general, el destinatario es abstracto y el ayudante es un ser concreto; el destinatario tiene poder sobre todo el proceso aunque permanece en segundo plano, mientras que el ayudante sólo brinda una ayuda parcial pero suele aparecer en primer plano.
Clases de Narrador[6]:
Según su participación en lo que se narra:
§ Si participa de los hechos que cuenta: protagonista o testigo. Se narra en primera persona gramatical.
§ Si no participa de los hechos que narra o esta fuera tercera persona.
Grado de conocimiento de los hechos narrados:
§ Omnisciente: sabe todo aún lo que sienten y piensan los personajes.
§ Punto de vista del personaje es este caso sabe lo mismo que sabe un personaje.
§ El narrador sabe menos que los personajes y cuenta sólo lo que sucede.
Persona Gramatical:
§ se reconoce por los pronombres personales y las terminaciones de los verbos conjugados del texto.
§ El narrador en primera persona usa: pronombres (yo, nosotros y todos los de esa persona)
§ Narrador en tercera persona gramatical pronombres de tercera persona.
§ La presencia del narrador también la reconocemos por los indicios: de espacio (acá), de tiempo(hoy hace un año, en un tiempo muy lejano)
LA PRESENCIA DEL PASADO MÌSTICO EN LA LITERATURA LATINOAMERICANA
En el cuento “Huitzilopoxtli”[7], del nicaragüense Rubén Darío, pone en escena, en medio de la confusión propia de la revolución, la presencia de un pasado místico prehispánico que nunca pudo ser sometido y que subyace a todos los sucesos que se desarrollan en México. En otras palabras, pone en escena un tiempo cíclico que se superpone al avance lineal de la historia y que determina el destino de los hombres.
En el cuento de Darío, observamos reiteradas alusiones al mundo de los dioses de las civilizaciones anteriores a la llegada de Colón a América, puntualmente a los dioses mayas y aztecas. Será pues, la coexistencia de dos sistemas de creencias el de la religión cristiana y el de la religión de las antiguas civilizaciones uno de los pilares en torno a los que se construye el relato.
En el relato hay una suma de elementos que orientan la lectura hacia un mundo misterioso y arcaico. Por ejemplo: el viaje, la presencia de la serpiente (para el cristianismo la víbora está asociada al mal, al pecado. Para los aztecas era un animal sagrado),
Carlos Fuentes en “Chac Mool” vuelve a indagar sobre la fuerza vigente de las creencias religiosas de ese mismo pasado prehispánico (de presencia cíclica, recurrente) recuperado por Darío, pero, en este caso, enmarcado en otra realidad mexicana: la de la clase media urbana con sus nuevas contradicciones, producto de un mundo de deseos atravesado por la alienación del trabajo.
En los relatos, un país en vías de desarrollo no logra acallar las voces del pasado. Las divinidades antiguas acarrean un destino trágico para los personajes: incapaces de sacrificarse a ellas por sus propios medios- puesto que nunca parecen consideradas parte de la realidad circundante, sino como una ficción que en algún momento desaparecerá- son víctimas de un baño de realidad, de un mestizaje religioso que todo lo domina.
RITUALES DE LAS ANTIGUAS CIVILIZACIONES
“Los aztecas creían que la vida era una lucha en la que el espíritu y el cuerpo debían reconciliarse. Si el espíritu triunfaba, el cuerpo florecía. Por eso, en su literatura se refieren a la guerra florida que simboliza la lucha del hombre para purificarse y poder relacionarse con la divinidad.
La guerra florida tenía así un fundamento religioso y los aztecas la utilizaban como instrumento para dominar a otras tribus. Afirmaban que el sol ( Huitzilopochtli), dios de la guerra moriría si no se le ofrendaban sacrificios humanos. Para evitar esto, organizaban las guerras floridas con una doble finalidad; por un lado para conseguir los prisioneros que serían las víctimas en esas ofrendas; por otro, conquistar y someter nuevos territorios. La guerra florida duraba tres noches y tres días. Los prisioneros eran conducidos a través de la escalinata del templo (teocalli) por los acólitos. Conforme con el ritual, en la plataforma el cautivo era estaqueado sobre la piedra inmolatoria, en posición boca arriba. Un sacerdote le abría el pecho con un cuchillo de sílice y le arrancaba el corazón para ofrecerlo a la divinidad quemándolo en un vaso sagrado. Posteriormente, se le cortaba la cabeza, Se realizaban los sacrificios hasta que se producía el eclipse”.
(Henri Lehmann)
[1] De: “Lengua y Literatura II ” Editorial Estrada Polimodal
[2] De:“Introducción literaria III” Editorial Estrada
[3] “Introducción literaria III” Editorial Estrada
[4] Verosímil: se dice que algo es verosímil cuando tiene apariencia de ser verdadero y resulta creíble.
[5] De:“Lengua y Literatura II. Prácticas del lenguaje” Editorial Santillana y Lengua y literatura latinoamericana y argentina. Modulo II.
[6] De:“Introducción literaria II” Editorial Estrada.
[7] Según la leyenda, el dios Huitzilopochtli indicó el lugar en el que se debía fundar la ciudad de Tenochtitlán enviando un águila con una serpiente en las garras posada sobre un cactus. En la actualidad, esta imagen forma parte de la bandera mexicana.